El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho». Palabra del Señor.
Todo el mundo ha tenido en la mano una prenda de vestir, un utensilio de cocina, un libro, un trozo de cuerda, un cuaderno intacto o cualquier otra cosa y ha pensado: "Hoy no lo necesito, pero puede que algún día lo necesite, Lo guardaré." a un lado". Aunque inútil en ese momento concreto, sentimos que lo que tenemos en nuestras manos tendrá su utilidad en el futuro. Así que lo guardamos en el cajón, en la estantería, en el estante del armario, confiando en que lo recordaremos cuando llegue el momento.
Así Jesús hablando a los discípulos pronuncia estas palabras, para los momentos en que serán llamados a dar testimonio del Evangelio, que es palabra de amor que se hizo persona y hombre que se consumió para mostrar el rostro de amor de Dios. . Da una dosis de coraje, paciencia, fortaleza mental para el futuro, cuando de repente se levanten muros contra aquellos que quieren amar, tomar la decisión correcta, llevar adelante consistentemente un valor.
Es el tiempo de entrega paciente, humilde y confiada a la vida cotidiana, de "dejar de lado" la confianza, la esperanza y el amor tierno, que nos servirán cuando tengamos que testimoniar que el Señor Jesús ha conquistado con amor el muerte. Y como con ese trozo de cuerda, botella, par de zapatos, tabla de madera, que guardamos a un lado, estaremos felices de haber escuchado nuestro corazón y vivido cuidando nuestra relación con el Señor, contra las voces persuasivas que susurraban: "No es tan importante, vamos, olvídalo".