REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY
Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios
En el Evangelio de hoy, Jesús nos advierte sobre la necesidad de estar atentos a los signos del Reino de Dios, que se manifiestan a nuestro alrededor. A menudo, nuestra rutina y ceguera cotidiana pueden oscurecer nuestra percepción de estos signos divinos en los acontecimientos diarios.
Este pasaje nos invita, especialmente en vísperas del Adviento, a la esperanza y la apertura a la presencia activa de la Palabra de Dios en nuestras vidas. La Palabra viva de Dios se nos presenta continuamente, pero debemos tener la sabiduría y la sensibilidad para reconocerla y dejarla fructificar en nosotros.
Es un llamado a transformar nuestra mirada, a ver a nuestros semejantes como hermanos, a sembrar la misericordia en un mundo lleno de injusticias y desolación. Solo entonces, cuando vivamos el amor y la fraternidad en nuestras vidas, podemos proclamar que el Reino de Dios está cerca.
La historia humana, iniciada por el amor de Dios, nos brinda motivos para tener esperanza, confiando en un final feliz, como lo muestra la vida y resurrección de Jesús. A pesar de las adversidades, Dios transforma lo oscuro en luz y resucita lo que parecía perdido, recordándonos que la última palabra siempre será de Dios.
