Si no fuisteis files en la riqueza injusta, ¿Quién os confiará la verdadera?
El evangelio nos muestra la autoridad con las que habla Jesús: usa el “Yo os digo”, que tiene una fuerza peculiar, de doctrina nueva. “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” cf. 1Tim 2,4. Dios nos quiere santos y nos señala hoy unos puntos necesarios para alcanzar la santidad y estar en posesión de lo verdadero: la fidelidad en lo pequeño, la autenticidad y el no perder de vista que Dios conoce nuestros corazones.
Jesús nos dice que debemos ser fieles en lo pequeño, porque esto está a nuestro alcance. Cada una de nuestras jornadas suelen estar configuradas por lo que llamamos “la normalidad”: los mismos frailes, las mismas religiosas, el mismo trabajo, las mismas personas, unas prácticas de piedad, la misma familia, la misma escuela... es estas pequeñas actividades en las que debemos realizarnos como personas y crecer en santidad. Por qué el que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho. Es preciso realizar bien todas las cosas, con mucho amor por simples que sean, con el deseo de agradar a Dios, nuestro Padre; hacer las cosas por amor tiene un gran valor y nos prepara para recibir lo verdadero.
Debemos examinar como esta nuestra conciencia antes de acostarnos y si vemos que estamos alejándonos del camino de Dios, pedir la ayuda de Dios en medio de nuestras dificultades, esto nos ayudará a vivir con rectitud de intención y a no perder nunca de vista que Dios lo ve todo, hasta los pensamientos más ocultos. Agrademos en todo a Dios, nuestro Padre, a quien debemos servir con amor y por amor, teniendo en cuenta que ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro.