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17 Nov
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY

Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy suenan duras, pero son el secreto que nos ayuda a vivir la vida como algo único y precioso: 

"Como en los días de Noé, así será en los días del Hijo del Hombre: comieron, bebieron, se casaron, hasta el día en que Noé entró en el arca y vino el diluvio e hizo perecer a todos".

El recuerdo de la muerte es una angustia paralizante o un profundo ejercicio de realidad. De hecho, si cada uno de nosotros se pusiera a pensar, por ejemplo, que sólo le queda un año de vida, tomaría decisiones muy concretas.
El sano recuerdo de la muerte hace irrepetible cada momento de la vida. Cada beso se daría como único. Cada abrazo sería único. Cada agravio se perdonaría más fácilmente, porque ante la posibilidad de la muerte, ¿cuántos tendrían todavía el valor de llevar la cuenta de asuntos francamente triviales?

Por supuesto, todo esto puede parecer exagerado, pero exagerar un punto de vista nos sirve para comprender la verdad subyacente de una cuestión. De hecho, siempre debemos llevar nuestros razonamientos y opciones a los extremos. Es en las consecuencias extremas donde comprendemos el verdadero valor de algo.

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