Jesús el Nazareno, el crucificado, ha resucitado.
✠ Lectura del santo evangelio según san Marcos.
Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: «No tengáis miedo. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro: “Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo”». Palabra del Señor.
El relato del sepulcro vacío en el Evangelio de Marcos (16, 1-8) nos sumerge en la profundidad del misterio pascual, siguiendo una estructura similar a los relatos de anunciaciones divinas. En primer lugar, nos encontramos con la constatación de que el sepulcro está vacío, un hecho verificable y fundamental en la tradición evangélica que marca el inicio de la fe en la Resurrección de Jesús. Sin embargo, este signo externo no es suficiente para comprender plenamente el alcance del evento; es necesario trascender hacia el mensaje central: ¡Él ha resucitado!
La presencia de los enviados divinos, que causan temor y asombro entre las mujeres, nos recuerda la reacción humana ante lo divino y nos invita a ir más allá de los signos externos para alcanzar la comprensión del acontecimiento extraordinario que está teniendo lugar. La pregunta que surge, ¿por qué buscáis entre los muertos al viviente?, nos orienta hacia el corazón del mensaje: la Resurrección de Jesús trasciende la mera reanimación de un cadáver y constituye un nuevo estado de vida eterna y trascendente.
Finalmente, el anuncio de que Jesús va por delante a Galilea y la incredulidad inicial de los discípulos nos instan a reconocer que el misterio pascual desborda nuestras expectativas y comprende una nueva creación que enlaza con el proyecto original de Dios para la humanidad. La Resurrección no solo responde al gran enigma de la muerte, sino que ofrece la certeza de una vida sin fin y feliz para todos. Que en este Viernes Santo, al contemplar el sepulcro vacío, podamos abrir nuestros corazones a la luz y la esperanza que nos ofrece la Resurrección de Jesucristo.