Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?». Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy». Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Palabra del Señor.
¿Cómo puede Jesús decir palabras sobre la vida y la muerte? El problema es exactamente este: si a Jesús se le considera simplemente un rabino un poco más original que los demás, entonces también se puede decir que la originalidad ha ido demasiado lejos. Pero Jesús no es un rabino, es el Hijo de Dios: ésta es la gran resistencia de sus interlocutores.
«Si me glorificara, mi gloria sería nada; El que me glorifica es mi Padre, de quien decís: "¡Él es nuestro Dios!" y no lo conoces. Pero lo conozco. Y si dijera que no lo conozco, sería como usted, un mentiroso; pero lo conozco y cumplo su palabra. Abraham, vuestro padre, se regocijó con la esperanza de ver mi día; Lo vio y se alegró."
Jesús comienza a revelar y abiertamente quién es y por qué vino. Sucede así también en nuestra vida: inicialmente podemos tomar algunas enseñanzas de Jesús, algunas frases robadas del Evangelio, una visión del mundo y de la vida, una manera de sentirnos mejor. Pero Jesús no es esto y no vino para esto. Él es el Hijo de Dios y debe ser bienvenido en nuestras vidas como Hijo de Dios.
Pero precisamente cuando llegamos a esta conciencia, llegamos también a tomar una posición clara a favor o en contra de él: "«De cierto, de cierto os digo: antes que Abraham existiera, Yo Soy». Luego recogieron piedras para tirárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo"